El PIRATA ESCACHARRADO

EL PIRATA ESCACHARRADO


Esta es la historia de un padre llamado Javier, que tiene por costumbre contarle todas las noches un cuento a su hijo Hugo.
Una noche, Javier llegó a casa cansado y desilusionado  después de un durísimo día de trabajo. Esa noche, como era habitual, después de cenar en familia, al acostar y arropar a su pequeño Hugo, le cuenta su cuento. La noche iba a ser diferente, algo especial iba a ocurrir.
Al llegar al cuarto, su hijo ya metido en la cama le pregunta:
Hugo: Papá, ¿qué cuento me vas a contar hoy?
Javier: Pues esta vez voy a contarte la historia de un pirata, llamado el Pirata Escacharrado.

Erase una vez un pirata, al que la mala suerte  le había venido a ver…

El pirata tenía un ojo de palo, una pata llena de ojos y hasta una larga melena, que se le había mudado de la cabeza a los pies. ¡Parecía que le hubieran vuelto del revés!

Aquel corsario destartalado ya no tenía cuchillos, ni garfios, ni parche en el ojo, incluso ni tenía cara de malo. Pero tenía unas uñas tan largas, que le servían de ancla cuando frenaba su barco, para poder hacer pie. Y es que hasta las anclas se habían alejado de él.

Descansaba el pirata siempre en islas desiertas, puesto que todo desaparecía nada más posarse en ellas. Y así vivía asustando al miedo, con su ojo de palo, su pata llena de ojos y sus pies llenos de pelo.


–La Tierra y el Mar me han olvidado…– se lamentaba el escacharrado pirata– ¡A pesar de haber robado cien barcos, navegado mil horas y haber sido un pirata tan malo!

Y es que ya no le quedaban fuerzas ni para seguir intentando lo de ser un pirata malo. Y decidió, tras mucho pensar, abandonar sus galones en alta mar, que eran cuatro jirones mal remendados sobre la solapa de una chaqueta vieja y tiesa, y a partir de ese momento, la mala suerte ya no vino a visitarle nunca más.

Una vez que el niño se durmió, el padre abandonó la habitación del niño para dirigirse al baño, como de costumbre, antes de irse a la cama. Una vez allí, el padre al mirarse al espejo vio como misteriosamente le había crecido una barba roja y tenía un gorro de pirata sobre su cabellera, pero esto no era todo, se percató de que él iba tal y como había descrito al pirata en el cuento de su hijo. De esta manera al día siguiente, cuando iba a trabajar se dio cuenta de que todo el mundo le miraba raro y hablaban de él, pero a este le daba igual, ya que era un personaje que él mismo había creado.

Fin


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